CERRADO POR VACACIONES

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BANQUEROS UNIDOS...

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Antoni Serra

La sanción de la Administración de Obama a Goldman Sachs se interpreta como un triunfo del banco.

Lloyd Blankfein, el máximo ejecutivo del poderoso banco de negocios Goldman Sachs, respira aliviado. Ha llegado a un acuerdo con la Administración norteamericana que, de ser bendecido finalmente por el juez competente, cerraría la demanda que aquella presentó acusando a la entidad de engañar a sus clientes al ocultarles información sobre los riesgos de unos títulos en los que invirtieron sus ahorros. Solo tendría que abonar 550 millones de dólares, de los que 250 servirían para indemnizar a dos bancos que se vieron afectados negativamente por el oscurantismo y el resto iría a parar a las arcas del demandante.

En Wall Street la solución se interpreta como un triunfo del orgulloso Blankfein, el que se jactó de hacer el "trabajo de Dios" cuando la tormenta de las subprime estaba en su cénit, el que, para muchos, es la personificación de los excesos cometidos en los años de desenfreno liberal. A fin de cuentas, la suma solo representa el beneficio conseguido por la entidad en unas meras dos semanas en el año 2009 y es más o menos la mitad de la que los entendidos vaticinaban. Ante la noticia, en la bolsa las acciones de Goldman Sachs han subido. Y existe la convicción de que la poltrona hace escasos días tambaleante, ahora ha vuelto a asentarse con firmeza. En una reciente reunión con sus socios fue aclamado como un héroe.

Es cierto que aún le restan obstáculos por superar. La Administración tiene investigaciones en curso que podrían desembocar en nuevas imputaciones y son muchos los clientes y accionistas que han emprendido acciones civiles. La sangre no llegará al río.

El acuerdo entre Goldman y la Administración coincide con la aprobación por el Congreso de la discutida reforma de su sistema financiero. No ha sido un parto fácil. La resistencia opuesta por el poderoso lobi bancario, y muchos representantes del Partido Republicano, ha sido feroz y fueron muchos los millones de dólares gastados para evitar la promulgación de unas normas más restrictivas tendentes a evitar escándalos pasados.

Ante esta derrota, los bancos norteamericanos han reaccionado. Para compensar el efecto negativo que sobre los saldos de sus cuentas de resultados puede tener la nueva ordenación están hurgando en su redacción para exprimir todas las posibilidades de crear nuevas fuentes de beneficios que lo compensen. Para empezar, ya han subido las comisiones de todo tipo que devengarán las cuentas corrientes. Algunas entidades han situado la más simple, la de mantenimiento, en una pinza entre 2 y 15 dólares mensuales, importes muy superiores a los que privan por nuestros pagos. Pronto veremos una recomposición de los intermediarios financieros para que operaciones prohibidas a los bancos se canalicen por nuevas figuras.

La otra vía consiste en trasladar el pulso a Basilea, sede del Comité de Supervisión Bancaria al que el G-20 ha solicitado la redacción de una normativa internacional que incremente las exigencias de recursos propios y restrinja la asunción de riesgos de las compañías dedicadas al negocio bancario. Naturalmente, los expertos que defienden a los bancos auguran auténticas catástrofes si se tensan mucho las exigencias, como una caída del 3,5% en 2015 en el mundo desarrollado. Intentan que no se repita la derrota infligida por la tozudez de Obama.

Está por ver cuál será finalmente el veredicto. Pero el pacto tan favorable a Goldman en su tira y afloja con el regulador norteamericano no constituye un buen presagio. Como tampoco la noticia de que el Comité de Basilea haya aceptado un plazo de 10 años para que los bancos cubran los déficits de recursos propios. Bienvenida la prudencia, pero los responsables de la decisión no deben olvidar la gravedad de la crisis que aún nos azota, cuyo origen sitúan los expertos en la confianza del señor Bernanke, presidente de la Reserva Federal, de que los bancos sabrían autorregularse. No fue así. Hay que evitar una repetición de una historia de la que nadie, ni banqueros ni reguladores, puede enorgullecerse.

PARA TIEMPOS DE CRISIS

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Hace pocos días apareció en este blog un artículo sobre 'La Terapia del Shock'. Ahora gracias a un compañero y amigo que me ha pasado la información presento este vídeo, subtitulado en castellano, sobre el mismo tema, pero que al ser con imágenes tiene mayor impacto. Habla del libro de Naomí Klein sobre la doctrina del shock


EL NEOLIBERALISMO, CARACTERÍSTICAS Y EFECTOS

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Alberto Garzón

Para muchos, incluso entre la izquierda, el uso de la palabra neoliberalismo debería cesar por ser inapropiado. Según esta visión, el neoliberalismo es un concepto más ideológico que teórico, y sobre todo más político que económico. No es útil y tiene más de panfletario que de riguroso. A pesar de esa renuencia explícita por tantos, se trata, sin embargo, de un término ampliamente extendido y aceptado por incluso bastantes de quienes lo critican.

Sin negar que se ha convertido en un lugar común en el discurso de los militantes de izquierdas, formando parte demasiadas veces de discursos realmente vagos y ciertamente con poca base teórica, el concepto es para mí plenamente válido y adecuado. Eso es lo que trataré de hacer ver en este post, cuyo objetivo es, por lo tanto, reivindicar el uso del neoliberalismo como concepto e instrumento de análisis en economía.



Neoliberalismo como ideología y como configuración económica

Para la mayoría de los economistas críticos y las corrientes de pensamiento económico alternativo la crisis estructural de los años setenta marcó el inicio de una nueva etapa que se ha convenido en llamar neoliberal. Hablamos entonces de un cambio en la configuración de la economía capitalista, que desde el final de la segunda guerra mundial y hasta los años setenta había estado gestionada a partir de un ideario obtenido de las enseñanzas de Keynes. Esa etapa del capitalismo, apellidada dorada entre otras cosas por la inexistencia de crisis graves y por responder a un círculo virtuoso de crecimiento de salarios y crecimiento económico, entró en crisis y abrió la puerta a una nueva forma de comprender la sociedad.

El neoliberalismo es evidentemente una ideología, con un proyecto más o menos definido de cómo tiene que ser la sociedad, y sus bases pueden encontrarse en F. Hayek o M. Friedman. Pero el neoliberalismo es también la configuración resultante de aplicar un determinado tipo de políticas, las que fueron inspiradas por aquella ideología. El capitalismo no se articula siempre de la misma forma y sus instituciones cambian (las relaciones entre capital-trabajo, entre Estado-trabajo y otras…) bien como respuesta a su propia dinámica (como se suele postular desde la teoría marxista) o bien como resultado de políticas concretas (como afirman los teóricos poskeynesianos).

Desde la teoría económica marxista puede explicarse el neoliberalismo a partir de la óptica de clases, como el proyecto de las clases más ricas para recuperar unos espacios de poder político y económico que perdieron tras la segunda guerra mundial. Desde otros enfoques, complementarios en todo caso, el neoliberalismo es un nuevo régimen de acumulación (teoría regulacionista) o una nueva estructura social de acumulación (teóricos de la escuela radical). Hay diferencias al respecto de qué llevó al surgimiento del neoliberalismo como nueva forma de configuración capitalista y sobre su estabilidad a medio o largo plazo, pero no hay disensiones importantes a la hora de definir como tal una etapa muy bien caracterizada.

Caracterización del neoliberalismo

El neoliberalismo se impuso primero en Estados Unidos y en Reino Unido (aunque se experimentó previamente en el Chile de Pinochet), y su aplicación es muy distinta entre los países del mundo. No obstante, el patrón es el mismo y los efectos más similares que diferentes. Esa es la razón por la cual analizar el neoliberalismo estadounidense es especialmente útil, por ser la forma canónica del proyecto, para comprender esta nueva configuración. Para D. Kotz (2008), el neoliberalismo estadounidense tiene una serie de nueve características principales.

1. La desregulación del comercio y las finanzas, tanto en su nivel nacional como internacional.

2. La privatización de muchos servicios otrora brindados por el Estado.

3. La cesión por parte del Estado de su compromiso de regular activamente las condiciones macroeconómicas, especialmente en lo referente al empleo.

4. Brusca reducción en el gasto social.

5. Reducción de los impuestos aplicados a las empresas y familias.

6. Ataques desde el gobierno y las empresas a los sindicatos, desplazando el poder a favor del capital y debilitando la capacidad de negociación de los trabajadores.

7. Proliferación de los trabajos temporales sobre los trabajos fijos.

8. Competición desenfrenada entre las grandes empresas, en relación a un entorno menos agresivo propio de la configuración de posguerra.

9. Introducción de principios de mercado dentro de las grandes empresas, particularmente en lo referente a las remuneraciones de los trabajadores de más poder.

Esta caracterización es, como puede intuirse, adecuada para describir los desarrollos recientes en prácticamente todo el mundo capitalista, a pesar de que está pensada para la economía de Estados Unidos. Y es la combinación de estas características la que da lugar a una serie de efectos que el propio D. Kotz (2008) enumera también: creciente desigualdad, incremento de la importancia del sector financiero y sucesión de grandes burbujas de activos.

La creciente desigualdad

La creciente desigualdad es resultado de varios desarrollos. Por una parte, de la desregulación de sectores como el transporte y la comunicación y los consecuentes descensos salariales que allí tuvieron lugar. Por otra parte, la desregulación internacional de los flujos de capital acetuó la competencia entre países y presionó los salarios a la baja. La transferencia de trabajos desde el sector público hacia el sector privado también presionó los salarios a la baja en muchos casos. El cambio de objetivos de política monetaria (concentrándose en la inflación más que en el pleno empleo), y la naturalización del desempleo, condujo a una mayor tasa de parados y a lo que Marx denominó “ejército industrial de reserva”, empujando también los salarios a la baja. La reducción de los impuestos redujo la capacidad redistributiva del Estado, el cual además redujo los programas sociales cuyos beneficiarios eran generalmente los más necesitados. Los cambios en el mercado laboral, con los sindicatos golpeados por el Estado y las grandes empresas y con la proliferación de contratos basura, agudizó el deterioro de la capacidad de negociación de los trabajadores, algo que finalmente se tradujo en menores salarios. Finalmente, la mercantilización del interior de las grandes empresas presionó al alza los salarios de los grandes ejecutivos, mientras los salarios de los trabajadores más de base se mantuvieron estancados o en retroceso.

Aunque en este blog hemos visto evidencia empírica de algunos de estos efectos, que además son fácilmente perceptibles en los países desarrollados, Kotz señala algunos datos de importancia al respecto. Así, la producción por hora creció mucho más rápido (un 1′91% entre 1979 y 2007) que las ganancias de los trabajadores no supervisores (-0′04% para el mismo período). Incluso teniendo en cuenta a todos los trabajadores, la productividad creció por encima de los salarios (1′9% frente a 1′1%), lo que refleja un desplazamiento del excedente desde el trabajo hacia el capital. Algo que se verifica al comprobar que la tasa de crecimiento de los beneficios fue de un 4′6% entre 1979-2007 frente a una tasa de crecimiento de los salarios de un 2′0% para el mismo período. Finalmente, la desigualdad personal también se agudizó en todo este tiempo, ya que el 5% de los hogares más ricos tenía un 15′3% de la renta en 1979 y un 20′9% de la misma en 2007, mientras el 20% de los hogares más pobres tenían un 5′5% de la renta en 1979 y un 4% en 2007. Para más inri, el 0′01% de las familias más ricas recibía un 5% de la renta en 2005, un pico no alcanzado desde 1929.

Incremento de la importancia del sector financiero

Producto de la desregulación financiera, de la competición desenfrenada y de la mercantilización del interior de las grandes empresas llevaría a un nuevo contexto económico donde las finanzas ganarían importancia sobre la economía real. Se ha hablado definanciarización de la economía para describir este fenómeno que incluye la proliferación de nuevos mercados financieros (especialmente el de derivados) y de nuevos productos (CDOs, CDS, etc.) y agentes financieros (fondos de inversión colectiva, por ejemplo), a la vez que tanto hogares como sobre todo familias han quedado subsumidos por la lógica financiera cortoplacista.

Los altos empleados, cuya remuneración está vinculada al valor accionarial, se han preocupado más por incrementar los valores de las empresas en bolsa que por la actividad real de la empresa y su permanencia a medio y largo plazo. A su vez, la banca se ha transformado, cambiando progresivamente su actividad desde la recepción de depósitos hacia los negocios con derivados y hacia las comisiones, y el endeudamiento de hogares y empresas se ha convertido en un instrumento propulsor de la demanda agregada.

En general, la lógica cortoplacista (espoleada por la competencia) ha llevado a las corporaciones tanto financieras como no financieras a asumir prácticas mucho más arriesgadas y más rentables, desligándose de sus funciones propias en el capitalismo. Aunque la literatura al respecto es muy amplia y documentada, Kotz apunta brevemente que el porcentaje de beneficios de las instituciones financieras en el total de instituciones era de un 21′1% en 1979 y alcanzó el 41′2% en 2002, en pleno auge de la burbuja de internet.

Las burbujas de activos

Como resultado de los dos desarrollos anteriores, las burbujas de activos han encontrado un caldo de cultivo espectacular. El crecimiento de los beneficios sobre los salarios, la concentración del ingreso en familias ricas, la reunión de flujos de capital ociosos (en fondos de inversión, fondos de pensiones, hedge funds, etc.) ha llevado a promover burbujas en todas partes. Hay que recordar que este capital financiero responde con mayor radicalidad a la lógica de la rentabilidad (el ciclo corto marxista D-D’, es decir, dinero para obtener dinero) sin preocuparse por la economía subyacente y de la cual en última instancia depende. La desregulación financiera abrió el campo para que todo este dinero, gestionado por empresas que responden ante sus accionistas, se concentrara en diversos mercados, creando burbujas, en busca de rentabilidad.

Como veremos en futuros posts, pero como es fácil intuir, estas burbujas han posibilitado un endeudamiento creciente que ha permitido al capitalismo neoliberal funcionar más allá de los propios límites que impone la economía, pues ha permitido que el consumo pueda mantenerse a pesar de que los salarios se han estancado o han incluso retrocedido. Eso significa que la crisis financiera está profundamente enraizada en la desigualdad inherente al capitalismo neoliberal.

Conclusión

En este blog hemos hablado mucho, y hablaremos aún más, de neoliberalismo y financiarización, pero también de desigualdad y clases sociales. En realidad, son todos conceptos que me parecen especialmente útiles para comprender la sociedad actual, y particularmente las causas de la crisis financiera y económica que vivimos y -previsiblemente- viviremos. No cabe duda de que son todos fenómenos muy interrelacionados, y que deben estudiarse con cuidado por la gran cantidad de variables que median entre unos y otros. Las diferentes corrientes de pensamiento económico alternativo (poskeynesianos, radicales, regulacionistas, marxistas, etc.) nos brindan la oportunidad de sacar enseñanzas que en su mayor parte pueden integrarse en una explicación coherente y cierta.

A mi entender el uso del concepto neoliberalismo está plenamente justificado, tanto en su concepción ideológica como en su concepción económica. No importa que otros lo usen con otro propósito, menos descriptivo y más político, pues ambos usos son perfectamente legítimos. La economía no es un compartimento estanco de la política, sino parte necesaria de ella y los economistas tenemos, en mi opinión, un doble papel por cumplir. El de describir (más bien revelar) la realidad que nos rodea y el de concienciar a una población a la que se le ha privado de las herramientas fundamentales para saber cómo quieren organizarse como sociedad.

LA IMPERIOSA NECESIDAD DE SUBIR LOS IMPUESTOS

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Vicenç Navarro

Uno de los mitos que se reproduce en gran número de medios de información económica en España (reproducido también en los rotativos de mayor difusión del país) es que en momentos de recesión como el que ahora vivimos es importante no subir los impuestos, pues ello reduciría la demanda (al sustraer recursos a la renta disponible a la población) y con ello, el estímulo económico y la creación de empleo. En realidad, la teoría neoliberal indica que en momentos de recesión hay que bajar los impuestos a fin de estimular la demanda y el consumo. El Presidente Reagan fue el que introdujo esta teoría (a la cual se refirió el candidato Bush senior cuando competía con el candidato Reagan en las primarias del partido Republicano, como “voodoo economics”, es decir, economía de los brujos), reduciendo los impuestos (de la gente más rica) que, según él, estimularía la economía, generando más recursos al estado. La realidad es que tal reducción de impuestos a las rentas superiores creó un enorme déficit del estado, lo cual era, en realidad, el objetivo real de su política, utilizando este déficit para argumentar que había que reducir el gasto público (incluyendo el gasto público social) para disminuir y/o eliminar el déficit. Tal “voodoo” economics” se ha transformado en la política de los establishments europeos tales como el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Tal reducción de impuestos de los ricos originó, sin embargo, grandes déficits y una elevada deuda pública (tal como muestro en mi artículo “Las Políticas Fiscales Neoliberales”, Público, 08.07.10).


Este aumento de los déficits y la deuda pública se utiliza como argumento para exigir, ahora, una reducción del gasto público (incluyendo el social) con el fin de disminuir el déficit. Tal postura es parte integrante del dogma económico neoliberal, reproducido a base de fe y no de evidencia empírica que lo sustente.
La otra alternativa, la de subir los impuestos, es desechada, pues, se nos dice, disminuiría la demanda y el estímulo económico. Dado que la mayoría de la población prefiere pagar el número más bajo posible de impuestos, entonces, aquel mensaje cala y se incorpora rápidamente a la sabiduría convencional. Es así como los dogmas se producen y reproducen. Pero como siempre ocurre en nuestro país, un elemento clave para entender quién paga impuestos y cuánto pagan, es la clase social del contribuyente. La gente con más ingresos, los ricos, son los que tienen mayor capacidad de ahorro. Tienen tanto dinero que, incluso después de consumir (consumo de lujo) les queda bastante para ahorrar. Pero lo que se necesita ahora, en un momento de recesión, no es tanto que la gente ahorre, sino que gaste, consuma y estimule la economía.

Pues bien, el Estado debe conseguir dinero de los ricos (a base de aumentar sus impuestos, que han ido descendiendo durante todos estos años) y con tal dinero crear ocupación en los servicios públicos, que están muy poco desarrollados en España. Otro dogma neoliberal, también erróneo, que se promueve y reproduce en España, es que hay demasiados empleados públicos. Nada menos que todo un Ministro de Economía de un gobierno socialista, el Sr. Boyer, en una entrevista en El País (“Zapatero me escucha con interés”, 11.07.10), decía que el empleo público era demasiado alto en España, más alto que en Alemania (“El peso del PIB de la remuneración de los asalariados públicos es el 12% en España, mientras que en Alemania es el 7,5%”). Pero el Ministro Boyer no puede concluir de estas cifras que el número de empleados públicos sea más elevado en España que en Alemania. Si hubiera sido estudiante mío en la asignatura Políticas Públicas I, le habría suspendido. Es un caso claro de cómo no leer las estadísticas. Para comparar empleo público de España con Alemania, por ejemplo, hay que comparar manzanas con manzanas y no con peras. El hecho de que Alemania tenga menos empleados públicos es porque en el sistema de contabilidad nacional, el sector sanitario alemán no está contabilizado en las cifras de empleo del Estado. Al ser su sistema sanitario un Seguro Nacional de Salud en lugar de un Servicio Nacional de Salud, el empleo de tal sistema se contabiliza en un apartado distinto (ver “El empleo público en España no es excesivo. Los errores del informe sobre el coste de la Administración, de la EAE Business School”, de Vicenç Navarro, Marta Tur, Miquel Campa y Carlos Carrasco, en www.vnavarro.org, Sección: Economía Política). Cuando se incorpora tal empleo público sanitario alemán en el del Estado, entonces Alemania tiene un empleo público mayor que España. Tal error es semejante al que ocurriría si excluyéramos de la categoría de empleo público a los profesionales sanitarios, cuando la financiación sanitaria dependía de la Seguridad Social. Sería aconsejable que los economistas que dirigen la política económica del país diversificaran sus lecturas y no aceptaran automáticamente los informes procedentes de la banca y del mundo empresarial. De la misma manera que la industria farmacéutica tiene una enorme influencia en configurar la cultura médica (a través de patrocinar y financiar las revistas y congresos médicos), el capital financiero tiene una enorme influencia (junto con el mundo de las grandes empresas) en la cultura económica, a través de medidas semejantes. De ahí que la sabiduría convencional en círculos económicos esté muy influenciada por la Banca, situación que se acentúa todavía más en los gobiernos que se rodean de asesores procedentes o próximos a la banca o al Banco de España (el Vaticano del pensamiento liberal). El dato de que España tiene más empleo público que Alemania procede de un informe (de gran pobreza técnica) publicado por el IESE, financiado por la Banca. Y debido a la escasísima capacidad critica de los mayores medios de difusión del país, se reprodujo ampliamente. En el trabajo citado anteriormente, investigadores del Observatorio Social de España (OSE) mostramos los numerosos errores de tal informe. Pero en una situación que caracteriza la cultura neoliberal dominante en círculos económicos, tal aseveración continúa repitiéndose, ignorando la evidencia brumadora que la cuestiona. Yo rogaría al lector que cada vez que lea un artículo que registre aquella falsedad, le envíe al autor del mismo copia del trabajo del OSE. En realidad, pensaba abrir en mi blog (www.vnavarro.org) una sección (que iba a titular “los errores que se cometen en el discurso político y mediático español) para ir alertando al público de que se están tomando medidas en base a informaciones erróneas, pero tuve que abandonar la idea, pues era un número excesivo.

Todo lo dicho tiene gran importancia, porque lo que el Estado debería hacer es aumentar los impuestos para crear empleo. Si el estado central eliminara todas las reformas fiscales regresivas (que han beneficiado primordialmente a los ricos durante los últimos veinte años) podrían recogerse 66.000 millones de euros, con los cuales se podrían crear más de cuatro millones de puestos de trabajo. 

El lector se preguntará: ¿y por qué no se hace? Y la respuesta es el enorme poder de los lobbies económicos y el poder de clase (es decir, de los grupos más pudientes) que los poderes políticos (en teoría nuestros representantes) no se atreven a antagonizar. ¿Entiende usted lector, por qué las clases populares están cada vez más frustradas con nuestros representantes?

UN POCO DE HUMOR DE EL ROTO

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FERNANDO ALONSO Y FERRARI SE SALTAN LAS REGLAS; ¿CASUALIDAD QUE BOTÍN ESTÉ PRESENTE?

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rankia

“Hay que equipos que son algo más que un equipo. En ellos, no sólo se trata de ganar, sino de la forma en la que se hace. Sus colores hablan de su historia, de su ambición, de su fé en la victoria. Por eso los mejores siempre quieren formar parte de este equipo, porque esos colores te obligan a ser el mejor, pero también te ayudan a serlo. El Santander es uno de esos equipos: sólido, fiable, comprometido. Por eso, ya son más 4.200.000 clientes los que no pagan comisiones de servicio. Haz como yo, cámbiate para ganar”.

Este es el slogan de una de las campañas que Fernando Alonso ha realizado para el Banco Santander, a cuenta del patrocinio de la entidad financiera por el piloto de Fórmula uno en el contexto del patrocinio de Ferrari.
Ese anuncio fue el que apareció al finalizar el gran premio de Alemania en el que Fernando Alonso se ha encontrado inmerso en una polémica. Resulta que en las competiciones de Fórmula uno, existe una norma que prohíbe las normas de equipo. En la carrera los dos pilotos de Ferrari, marchaban primero y segundo. Fernando Alonso, iba segundo y atacó a Masa, pero este se defendió y hubo una primera comunicación en la que el piloto español avisó que era ridículo que Masa se defendiese. Lamentablemente en una competición, desde luego existen riesgos y lo que se busca es eso. ¿Qué puede ser que los dos integrantes de un equipo queden dañados?. Pues de eso se trata. Se trata de competir. ¿Ridículo?. Puede ser, pero se supone que hay unas normas que cumplir.

Posteriormente, se le dice a Masa: “Fernando Alonso va más rápido que tú, ¿lo entiendes?”. Por supuesto, lo que se estaba comunicando a Masa es que Fernando Alonso debía ganar y por tanto debería dejarse adelantar. Un par de vueltas después, el piloto Brasileño simplemente no aceleró y Fernando Alonso pudo pasar como quien adelanta a un tractor.

Por supuesto, está claro que para los intereses de Ferrari, era lo mejor, pero el caso es que existe una regla clara que se la han saltado a la torera. Por supuesto, en lo que va de campeonato, no es la primera vez y de hecho el gran beneficiado de cierto cachondeo con las reglas y los distintos castigos no es la escudería italiana, ni el piloto español. Pero el caso es que una acumulación de errores, jamás dan un acierto. Y que otros hagan trampas, no exculpa al tramposo, sino que empeora la situación general.

Existen mil motivos para defender que lo acontecido ha sido lo mejor para el equipo, que no fue injusto para Masa, y el caso es que siempre existen mil razones para justificar que nos saltemos las reglas.

Lo que se olvida con frecuencia es que la mera existencia de las reglas implican unos límites a las actuaciones de los participantes en cualquier carrera o en los integrantes de un sistema organizado, implica que a los participantes les interesa saltarse las reglas para obtener un beneficio. Evidentemente lo que interesaba al equipo era saltarse las normas y en consecuencia oiremos justificaciones de todo tipo en el sentido de que han hecho bien. Sin embargo, todo el interés para el equipo, es la peor defensa porque el sentido de la norma es tratar de fomentar la competición a costa de los intereses de los equipos.

Hoy hemos encontrado en el mundo del deporte un ejemplo de unas actuaciones que encontramos frecuentemente en el mundo económico, (que traté en su día en un post), y que se basa en usar la justificación de las reglas, (los intereses de los participantes limitados para salvaguardar o mejorar un sistema), para saltarse las reglas.

Pero el caso es que además resulta que en la retransmisión del gran premio, hemos visto frecuentemente al presidente del Banco Santander, y hay una cosa que me preocupa y mucho. No me refiero al papelón de Lobato, que se refiere a este personaje como Don Emilio Botín, que es algo que extraña, porque es la primera vez que oigo el Don en la boca de un periodista deportivo.

Pero desde luego en este caso, lo que me preocupa es la sensación de que está claro que a Emilio Botín, (me va a perdonar lobato que le quite el don), pudiera tener algo que ver en esta actuación. La verdad es que está claro que a la entidad le interesa que Alonso sea el campeón mundial, desde luego mucho más que Massa, (a pesar de que en Brasil también tenga negocio). Y está claro que el Banco Santander ha puesto mucho dinero en Ferrari, (tanto que ha logrado que la marca cambie el diseño de los coches, poniendo un blanco para poner el logo).

¿Podemos descartar que el patrocinador, que estaba con el equipo haya presionado a Ferrari?. Puede ser que alguien diga que soy un conspiranoico, (quizás sea cierto), pero ¿en serio podemos descartarlo?. El hecho de los mensajitos, todas las pruebas y toda la chapuza que ha sido la maniobra, no la puedo explicar desde un equipo que tuviese mínimamente planeado esto. La chapuza de la orden, la petición de perdón a Massa por radio, el mensaje en el que se le llamaba magnánimo. ¿Por qué no se hizo en los boxes?. Tardando un par de segundos más en cambiar las ruedas a Massa se hubiese solucionado. No parece muy probable que la intención inicial de Ferrari hubiese sido esta. ¿Qué cambió?.

¿Los perjuicios?. Un par de carreras antes, en una decisión en la que Fernando Alonso fue perjudicado por un cambalache, lo dijo claramente: “El público no ha venido a ver una carrera manipulada”. Y la propia entidad lo pone en el anuncio que he puesto al principio; “no se trata de ganar, sino de cómo se hace”. La sensación que queda ahora, tanto con Fernando Alonso, como con la entidad y la marca de coches es que el cómo se gana es “como sea”; da igual que sea legal o ilegal, que se cargue la competición o el sistema. Todo da igual.

Eso es lo grave de toda esta historia. Hace unos días he puesto un post acerca de la forma de ganar de la selección española, que creo que nos ha dado una lección espectacular. Hoy creo que también tenemos lección pero bastante menos edificante.

LA TERAPIA DEL SHOCK

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Rosa María Artal

«Ya no hablo con periodistas», dijo la voz tensa que se oía al otro lado del hilo telefónico. Y luego una diminuta ventana de esperanza: «¿Qué quiere?».

Me doy cuenta de que tengo unos veinte segundos para convencerla, y no será fácil. ¿Cómo puedo explicarle a Gail Kastner lo que quiero de ella, el viaje que me ha llevado a llamar a su puerta?

La verdad suena tan extraña: «Estoy escribiendo un libro sobre el shock. Y sobre los países que sufren shocks: guerras, atentados terroristas, golpes de Estado y desastres naturales. Luego, de cómo vuelven a ser víctimas del shock a manos de las empresas y los políticos que explotan el miedo y la desorientación frutos del primer shock para implantar una terapia de shock económica. Después, cuando la gente se atreve a resistirse a estas medidas políticas se les aplica un tercer shock si es necesario, mediante acciones policiales, intervenciones militares e interrogatorios en prisión. Quiero hablar con usted porque creo que es una de las personas que ha sobrevivido al mayor número de shocks. Usted fue víctima de los experimentos clandestinos de la CIA con electroshocks y otras “técnicas especiales de interrogatorio”. Y por cierto, creo que los frutos de las investigaciones para las cuales usted fue una cobaya humana se están utilizando con los prisioneros de Guantánamo y Abu Ghraib». La interlocutora de Klein, Gail Kastner, había sufrido no menos de un centenar de electroshocks. Se postulaba como una excelente testigo para conocer sus efectos.

Parece mentira que Naomi Klein publicara en 2007 (antes de la debacle financiera), todo un tratado de lo que se avecinaba: “La doctrina del Shock”, y shock produce releerlo. Su premonición se está cumpliendo, dirán los menos informados. Pero no es difícil vaticinar cuando –tras investigar- se poseen datos y se observan conductas.

Los seguidores de Milton Friedman –en perenne lucha contra las teorías kenesianas de un capitalismo controlado y humano- han triunfado. Todo golpe profundo que sacude las estructuras personales deja anonado un tiempo. Todos lo hemos experimentado. Nunca somos tan vulnerables como en ese momento. Quienes nos quieren, los especialistas –si decidimos acudir a ellos-, tratarán de hacernos reaccionar buscando que el dolor y el desconcierto se salden de la forma más positiva para nosotros. Pero no siempre es así. Naomi Klein cita a Ugo Cerletti, psiquiatra, acerca de su “invención” en terapias de electroshock,diciendo:

” Fui al matadero para observar lo que llamaban «matanza eléctrica» y vi que fijaban grandes tenazas metálicas en las sienes de los cerdos, cuyos extremos estaban conectados a una corriente eléctrica de 125 voltios. En cuanto los cerdos tocaban las tenazas, caían inconscientes, se ponían rígidos y al cabo de unos segundos empezaban a convulsionarse como hacían nuestros perros cobayas. Durante este período de inconsciencia (coma epiléptico) el carnicero mataba y sangraba a los animales sin dificultad alguna”.

Estaríamos por tanto en la segunda fase, en el segundo shock (el que ha visto sacudidas las estructura económicas y ha afectado a nuestra forma de vida y nuestro futuro) y… en su “terapia”. Shock y terapia que tratan de vaciar la mente, para introducir un disquete nuevo. Muchos políticos, Zapatero desde luego, parecen haber engullido el producto.

“Os exprimiremos hasta la saciedad y luego os llenaremos con nuestra propia esencia”. George Orwell, 1984.

Por primera vez en la historia cuentan con la ayuda de un instrumento esencial: la comunicación masiva que -a sabiendas o como tontos útiles y utilizados- difunde intensamente el mensaje. Ésa es la diferencia, de resultados impredecibles.

La protesta, la contestación, se salda en la teoría de la doctrina del shock de Naomi Klein, con el tercer shock: uso de la fuerza. El crack del 29 desembocó en una guerra mundial. Es un hecho. Y pone realmente los pelos de punta que Durao Barroso, Presidente de la Comisión Europea, haya mentado los golpes militares si no se aceptan los postulados del mercado.

¿Ciencia ficción? Ya nos gustaría. La demostración empírica precisa conocer en las propias carnes el problema en este caso. Pero se multiplican los datos sospechosos. Una investigación del Washington Post habla hoy del espectacular aumento de los servicios de seguridad sin control en EEUU desde el 11S. Y Michael Hudson, nos cuenta ¿una anécdota?: La Universidad de Chicago (la que vio nacer a los Chicago Boys del neoliberalismo basado en Friedman) ha encargado la remodelación del edificio del Seminario de Teología de Chicago para convertirlo… en la sede del Instituto de Investigación Económica Milton Friedman. La nueva religión, la que, como todas, se basa en “creencias” no demostradas, incluso que contradicen la realidad. “El libre mercado se regulara solo”. “La intervención estatal es la que crea bolsas de pobreza”. “La “libertad” (de mercado) es la clave”. Y, si no aceptas sus mandatos inapelables, se hace “algo” para reeducarte. Por desgracia, hoy, la mayoría de la población –políticos y medios informativos incluidos- parece estar sobradamente reeducada.

Gail Kastner resistió. Sobrevivió cuerda (aunque con secuelas) a un centenar de electroshocks con sus electrodos y descargas bien palpables. Los cerdos del matadero, no. Y es bastante alentador conocer estos dos datos.

TRATAR LA IRRESPONSABILIDAD DE LAS CORPORACIONES IGUAL QUE LA DEL CONDUCTOR EBRIO

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Dean Baker

Aunque British Petroleum (BP) ha recibido algunas críticas sobre el derrame que provocó en el Golfo de México, es notable cuán limitado es el enojo en realidad. Muchos defensores de la empresa han señalado un punto obvio: fue un accidente. BP no buscó provocar el vertido masivo de crudo que mató a 11 personas, devastó el ecosistema del Golfo y amenazó los medios de subsistencia de cientos de miles de trabajadores.

Obviamente esto es cierto, pero también es verdad que cuando un conductor ebrio comanda un autobus escolar no es su intención verse implicado en un choque de consecuencias fatídicas. Como sociedad, no nos vemos en problemas para señalar al conductor borracho como responsable por las predecibles consecuencias de su temeridad. Conducir mientras se está ebrio incrementa sustancialmente el riesgo de accidentes. Y esta es la razón por la que se le castiga con severidad. Una persona que es responsable de un accidente fatal mientras conduce en estado de ebriedad sabe que se enfrenta a muchos años de prisión. Asimismo, quien conduce borracho sin haber ocasionado ningún accidente a menudo sufre también un tiempo en la cárcel, por el riesgo que impone a los demás.

Esto eleva la cuestión sobre por qué la opinión pública parece aceptar que los principales directivos de BP, quienes economizan a costa de la salud humana y del medioambiente, y hacen jugadas riesgosas en sus proyectos de perforación, deben tener “sus vidas de vuelta”, como manifestó el presidente de BP, Tony Hayward. La gente que perdió sus medios de subsistencia como resultado del derrame provocado por BP no han visto devueltas sus vidas, ni siquiera BP les ha pagado alguna compensación. Ciertamente, a los 11 trabajadores muertos en la explosión original nadie les devolverá sus vidas. ¿Por qué deberían los responsables de este daño poder reanudar sus vidas de lujo?

Hay dos cuestiones diferentes en este planteo. La primera es un detalle jurídico respecto a en qué medida Hayward y otros ejecutivos de alto nivel pueden ser penalmente responsabilizados por el accidente. Podría darse el caso de que se redacten leyes para que aún en el caso de que las empresas cometan flagrantes negligencias que generen grandes daños, incluyendo múltiples muertes, sus directivos no sean criminalmente responsables. Este es un interrogante sobre el estado de la legislación actual.

La segunda cuestión es de tipo moral y económico sobre lo que las leyes deberían apuntar a ser. Desde ambos puntos de vista, es muy difícil ver por qué deberíamos decir que el comportamiento temerario, que sería castigado con largas sentencias de prisión si proviene de un individuo, de algún modo escapa a sanciones serias si el mismo sujeto está enmarcado en la búsqueda de beneficios empresariales. ¿Estamos otorgando una licencia “libre de cárcel” a la gente que usa el sombrero de directivo de una corporación? Esto carece de sentido.

Sólo por tomar el caso extremo, supongamos que Tony Hayward regresaba velozmente a su despacho luego de un almuerzo regado con tres Martini para preparar un documento relativo al jugoso contrato que acaba de negociar. En el camino, choca contra un autobus escolar y mata a 11 niños. ¿Tendría sentido absolverlo de su culpabilidad por estas muertes porque fueron consecuencia de su esfuerzo por incrementar los beneficios de BP? Y, si esto no tiene sentido alguno, ¿por qué debería tenerlo la absolución de la responsabilidad por las muertes de 11 trabajadores de la perforación petrolera que fueron resultado directo de su decisión de economizar gastos para incrementar ganancias?

Podemos hacer la misma pregunta sobre la responsabilidad de los altos ejecutivos de Massey Energy Company, cuyas medidas de seguridad insuficientes causaron la explosión que costó la vida de 29 trabajadores. También deberíamos preguntar por qué los altos ejecutivos de la UtahAmerican Energy Company no estuvieron sujetos a un proceso judicial criminal cuando su imprudencia condujo a la muerte de 6 mineros y 3 rescatadores en el derrumbe de una mina en 2007. En estos casos y muchos otros el problema no fue simple mala suerte. En los tres casos, los accidentes fueron un resultado directo de su actuación imprudente por parte de la administración de estas empresas. Ignoraron por completo las medidas de seguridad habituales con el objeto de ahorrar dinero.

Obviamente, la mayoría de los actos de imprudencia no terminan en fatalidades, así como la gran mayoría de incidentes de conducción bajo los efectos del alcohol no acaban en choques fatales. De todos modos, cuando son atrapados, debemos castigar a los conductores ebrios por su imprudencia. Los ejecutivos de las principales compañías petroleras cuyos planes de limpieza para el Golfo de México implican procedimientos para rescatar morsas encontrarían el asunto menos divertido si implicara algún tiempo en prisión. ¿Existe alguna razón por la que no debería implicarlo?

El problema es que el gobierno ha estado controlado durante mucho tiempo por conservadores indulgentes con el crimen. Están inclinados a mirar hacia otro lado y hacer concesión tras concesión a los criminales, mientras sean de cuello blanco y pertenezcan a los mejores barrios cerrados.

Esto debe llegar a su fin. El país no puede permitirse privilegios especiales para los criminales de clase alta. Es el momento de adoptar una postura inflexible sobre los delincuentes que habitan las suites empresariales. Tenemos que decirles a los altos ejecutivos de BP, Massey, Goldman Sachs y a todos los demás que “el que la hace la paga”.

CONDICIONAR AYUDAS TRAE BENEFICIOS DESPUES

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el blog salmon.

Está claro que las inyecciones de liquidez a las empresas y a los bancos estaban ayudando a los accionistas, a salvarles sus inversiones, ayudando a los empleados, a salvarles sus trabajos, y ayudando a los directivos, a salvarles sus reinos.

Siempre me preocupaba que los que estaban pagando estas inyecciones, todos los ciudadanos, se quedarían sin ser ayudados.

Por eso siempre que se hablaba de ofrecer más ayudas, a quien sea, lo que sigo llamando en estas páginas el gran despilfarro, he pedido que se exiga condiciones. Las condiciones podrían seguir alguna o todas las siguientes:

•Llevarse parte de o todo el capital de la empresa ayudada.

•Exigir penalidades para cubrir el coste del capital aportado.

•Exigir condiciones sobre el uso de los fondos recibidos.

•Exigir participación definitiva en la gestión de la empresa salvada.

Algunos países, como el estadounidense y el británico, siguieron estos consejos, por lo menos en algunos casos y, con la mejora en las economías y con la vuelta al estado normal de las empresas y los bancos ayudados, el valor de los activos recibidos de cambio por las ayudas, ahora se están valorando y repercuten en retornos interesantes para los gobiernos que decidieron condicionar sus ayudas. Además, los préstamos concedidos también se están repagando.

Desde el principio he creído que las condiciones, cuando se impusieron, eran demasiado débiles pero, por lo menos, algo es algo.

Ya hemos estado viendo los retornos para los gobiernos. Por ejemplo, el estadounidense ya ha empezado a ingresar miles de millones de dólares por la venta de sus acciones en el banco, Citigroup, además de ser repagado cantidades millonarias por la aseguradora, AIG, Goldman Sachs y otros. Ahora vemos que el gobierno británico podrá ingresar miles de millones de libras por haber tomado activos que entonces se llamaban tóxicos y que ahora han mejorado en calidad y en valor.

Si los gobiernos entran en el mercado privado para salvar a empresas privadas, deberían siempre exigir condiciones y rentabilidades a cambio. Si las empresas no quieren acceder, pues hasta luego.

¿NO QUIERES CALDO? ¡TOMA DOS TAZAS!

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Alberto Montero Soler

Francia y Alemania, a la cabeza del fundamentalismo ortodoxo con el que pretenden prolongar la crisis a base de ajustes fiscales, acaban de proponer endurecimiento de las sanciones para aquellos países que violen el Plan de Estabilidad y Crecimiento.

La noticia no sé si me da risa, miedo o ambas cosas a la vez.

Me da risa porque, precisamente, ambos países carecen de la legitimidad necesaria como para reclamar esa medida. Más allá de ser fundadores de la Unión Europea y las dos principales economías de la Eurozona son, también, dos países que se saltaron a la torera las sanciones del actual Pacto de Estabilidad cuando fueron ellos los que incurrieron en déficit excesivos. ¿Ahora vienen a pedir para los demás lo que no quieren para ellos mismos?

Basta con recordar -¡malditas hemerotecas!-, lo que Schröder y Chirac decían en 2003, después de tres años consecutivos de incumplimiento del Pacto por ambos países. Decía entonces el canciller alemán: “Algunos erróneamente ven que el espíritu del pacto es asegurar sólo la estabilidad, pero es también un pacto para el crecimiento. No debemos abandonar el objetivo de la consolidación presupuestaria, pero el objetivo del crecimiento es tan importante como el otro y a veces se le debe dar mayor prioridad. Esa es la situación en la que nos encontramos ahora”. Es más, continuaban afirmando que, “somos unánimes en el rechazo de cualquier dogmatismo en cualquiera de los dos objetivos y creemos que, en la actual fase de la evolución económica, el énfasis sobre el crecimiento debería ser mayor, sin incluir la consolidación presupuestaria”.

Ése era el espíritu del Pacto entonces, cuando los que estaban en recesión y agobiados tratando de estimular la economía eran ellos; ahora, como nadamos en la abundancia y pareciera que estamos en época de vacas gordas, pues debe primar el espíritu de la consolidación presupuestaria para todos. ¡Manda narices!

Y me da miedo porque la propuesta pone de manifiesto que la crisis se está enfrentando por la vía de profundizar en algunos de los elementos distorsionadores presentes en el diseño de la Unión Monetaria Europea en lugar de por la vía de su reforma y el avance hacia unos verdaderos Estados Unidos de Europa. Si no se apuesta por avanzar hacia una hacienda pública comunitaria y se sigue insistiendo en reformar la institucionalidad económica existente no sólo aparecerán nuevas crisis en el futuro sino que el papel de Europa en un contexto multipolar como el que se está configurando será de mera comparsa, es decir, no muy alejado del actual.

Así que creo que la risa que tengo debe de ser nerviosa.

¿QUIÉNES SON LOS CERDOS (pigs)?

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Vicenç Navarro

Existe una percepción generalizada en el Establishment Europeo (es decir, en las élites políticas, financieras y mediáticas que configuran la sabiduría convencional en la Unión Europea) de que la crisis del euro (y, por lo tanto, de la UE) fue causada por la falta de disciplina presupuestaria de los países del sur de Europa (Grecia, España y Portugal), países llamados (junto con Irlanda), en tono insultante, los PIGS (que en inglés quiere decir cerdos), pues su comportamiento supuestamente irresponsable ha llevado a la UE a la crisis.

Una característica de estos países es el haber estado gobernados por las derechas en la mayoría de la segunda parte del siglo XX. En realidad, son los países de Europa donde las fuerzas conservadoras han tenido mayor poder, controlando sus estados, bien a través de dictaduras totalitarias de carácter fascista o fascistoide, bien a través de gobiernos democráticos basados, frecuentemente, en sistemas electorales que discriminan a las izquierdas, favoreciendo a las derechas. El bipartidismo existente en la práctica en España es el caso más extremo y claro, habiendo sido tales sistemas diseñados (con la excepción de Portugal) para disminuir la influencia de las izquierdas más radicales. Esta fortaleza de las derechas fue acompañada con la debilidad de las izquierdas que, en todos estos países, están divididas en distintas sensibilidades, de las cuales las más importantes están arraigadas en las tradiciones socialistas y comunistas. Estas divisiones aparecen tanto en la esfera política como en la sindical.

Consecuencia de este contexto político, existe una acentuada polarización por clase social, siendo estos países los que tienen mayores desigualdades entre sus clases sociales (tanto en su renta como en su propiedad). De ahí que, aun cuando estos países sean los países menos ricos de la UE-15 (su PIB per cápita está por debajo del promedio de la UE-15, el grupo de países más desarrollados económicamente de la UE) existen entre las clases más pudientes algunas de las fortunas más elevadas en la UE-15. Y debido a la enorme distancia existente entre el nivel de riqueza de tales fortunas y la mayoría de la población (cuyo nivel de vida es muy bajo comparado con el promedio de la UE-15, como demuestra el hecho de que en España el 62% de la fuerza laboral ingrese menos de 1.200 euros brutos al mes), la capacidad adquisitiva de la población rica es enorme, mucho más acentuada que en el resto de la UE-15. Los ricos en aquellos países son y se sienten más ricos que (en términos absolutos y en términos proporcionales) en los otros países de la UE-15.

Una consecuencia de la polarización social de estos países y la gran influencia política y mediática de los sectores de mayores rentas (entre un 20% y un 30% de la población, que incluye burguesía, pequeña burguesía y clases medias de renta mediana alta), es la pobreza del estado, basado en una carga fiscal baja para tales grupos, y una enorme regresividad en las políticas impositivas. Los ingresos a sus estados son bajos (España sólo un 37% del PIB) y regresivos (los ricos y gente de renta superior pagan menos impuestos que sus homólogos en la mayoría de países de la UE-15). Y aunque, en general, todos los ciudadanos pagan menos impuestos que sus homólogos en la mayoría de países de la UE-15, estas diferencias no son tan acentuadas entre la mayoría de la población (un obrero metalúrgico en España paga en impuestos un 73% de lo que paga su homólogo en Suecia) como en las rentas superiores (un rico en España paga un 48% de lo que paga un sueco rico, siendo a la vez el primero más rico –subjetivamente y muchos incluso objetivamente- que el segundo), siendo el fraude fiscal ampliamente extendido en estos países.

De ahí que el sector público esté poco desarrollado en estos países y su estado del bienestar sea pobre (su gasto público social por habitante es el más bajo de la UE-15). La acusación que el establishment europeo hace de los PIGS como países que están despilfarrando recursos, es ridícula. Son, todos ellos, de una enorme austeridad social y pública. Sus estados del bienestar cubren casi exclusivamente a las clases populares, pues las rentas superiores utilizan los servicios privados (es decir, van a la sanidad privada y envían a sus hijos a las escuelas privadas).

Consecuencia de la falta de recursos al estado -para poder ofrecer sus servicios públicos- se ha endeudado, lo cual benefició (además de a los ricos que no pagaban al estado lo que debían) a los bancos, que conseguían notables beneficios de los elevados intereses de los bonos públicos (que los estados emitían para cubrir su deuda). Como dijo un dirigente de uno de estos bancos, el Deutsche Bank, tal situación “nos beneficiaba a nosotros y a los ricos de aquellos países”. Parecía como una complicidad entre los bancos y los ricos. Y los bancos alemanes y franceses, además de comprar deuda, prestaron mucho dinero a los bancos de los PIGS para sus especulaciones inmobiliarias, que fueron favorecidas por sus Bancos Centrales (dirigido en España por un ultraliberal, el Sr. Fernández Ordóñez, que es rico a base de apoyar a la banca y ahora predica austeridad a todos los demás).

Lo que debiera hacerse es revertir todas las políticas fiscales regresivas, haciendo que las rentas superiores y del capital financiero y empresarial pagaran al estado lo que hacen sus homólogos en la UE-15. Si así fueran, el estado español conseguiría 66.000 millones de euros con los cuales el estado podría alcanzar el nivel de servicios públicos que la población se merece.

UN BANCO EN LA CAMA SIEMPRE ES UN BANCO

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Isaac Rosa – Comité de Apoyo de ATTAC España


En una de las escenas más divertidas de la delirante Amanece que no es poco, un padre (Luis Ciges) y un hijo (Antonio Resines) se ven obligados a compartir cama por una noche. Cuando se acuestan, el padre, dando la espalda al hijo, le pregunta: “Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?”. El hijo se revuelve molesto, y el padre remata: “Déjate, déjate, que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.”

A mí ese chiste (búsquenlo en Youtube), versión cómica del clásico “la cabra siempre tira al monte”, me viene a la cabeza mucho últimamente, cuando veo cómo “los mercados” se están aprovechando de la crisis. Ayer lo recordé de nuevo, después de que el Tesoro español colocase 3.000 millones de euros en deuda pública al 5%, el interés más alto de los últimos años.



Como no hay muchos productos que tengan hoy esa alta rentabilidad y que además sean seguros (pues por mucho que alarmen España no va a dejar de pagar su deuda), hubo tortas para adquirirlo: en la subasta la demanda fue más del doble de lo ofertado. Y uno se pregunta: ¿quién compra esa deuda? ¿Los chinos, como se ha dicho últimamente? En parte sí, pero principalmente son bancos europeos quienes compran nuestra deuda, y a la cabeza los bancos españoles, que hacen patria al mismo tiempo que un buen negocio.

Como ya sabrán, los bancos llevan tiempo cogiendo prestado dinero del Banco Central Europeo (BCE) al 1%, y usándolo para comprar deuda pública a tipos mucho más altos. ‘Carry trade’ se llama la jugada. Lo reconocía la presidenta de Banesto, cuyo banco toma dinero del BCE por ser barato, pese a tener un exceso de liquidez.

Se suponía que la barra libre del dinero barato era para que fluyese, hubiera liquidez y créditos. Pero los bancos cierran el grifo, pues les trae más cuenta coger dinero al 1% y comprar deuda con un 5% de interés, antes que prestárselo a una empresa o particular que igual luego no pueden ni devolverlo. ¿Y qué se esperaban? ¿Que los bancos iban a perderse un negocio así? Claro que no. Un banco en la cama siempre es un banco en la cama, y no te respeta ni aunque seas su padre.

Artículo publicado en Público.

COMPLETADA LA EMISIÓN DE TÍTULOS DE 'CODEF'

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En apenas 28 días, CODEF ha cubierto los 110 títulos de 1.000 euros emitidos

La economía solidaria aragonesa, el tejido social y la ciudadanía activa ya se pueden apuntar un nuevo logro de la cooperación social en el ámbito de las finanzas éticas. El Centro Obrero de Formación de Zaragoza (CODEF) completó el pasado 10 de julio la emisión de 110 títulos participativos, gestionada desde Coop57, para financiar parcialmente las obras de acondicionamiento de su nuevo local social, cuyo presupuesto asciende a 400.000 euros, que ha de acoger las aulas de educación de personas adultas.

En la suscripción de títulos han participado personas y entidades de todo el Estado, que han vuelto a demostrar, en plena época de crisis y de restricción crediticia, que otras finanzas –éticas, alternativas y solidarias– no sólo son necesarias sino que son posibles.



La suscripción de títulos se ha emitido a un plazo de 24 meses y están retribuidas anualmente con un interés fijo del 2,75%. Nacido en 1975, el CODEF es una asociación de dilatada trayectoria que impulsa proyectos de educación y desarrollo comunitario en el barrio de las Delicias de Zaragoza, dónde están implicadas cientos de personas voluntarias y profesionales y cuyo objetivo fundamental es la educación de los sectores socialmente más desfavorecidos.

Emisión de títulos participativos: útil financiero y social
Cabe recordar también que el pasado mes de junio Coop57 completó una operación de similares características con la Xarxa de Consum Solidari de Catalunya, por un valor de 75.000 euros, que se cubrió plenamente en apenas 15 días. La emisión de títulos participativos es un útil financiero alternativo de la economía solidaria para avanzar hacia un modelo económico y financiero donde la transparencia, la ética, la participación social y la atención a las necesidades humanas sean los ejes centrales de la actividad económica. Coop57 impulsó esta innovadora propuesta participativa y social en 2006 con la cooperativa La Paleta de Mataró por un valor de 480.000 euros. Posteriormente la cooperativa L’Olivera de Vallbona de les Monges (400.000 euros), El Brot de Reus (100.000 euros), la Fundación Futur (400.000 euros en 15 días) o la cooperativa de trabajo madrileña Gneis (60.000 euros) optaron por una instrumento financiero que ha vuelto a demostrar, en el caso de CODEF, el dinamismo, la vitalidad y el futuro diferente que augura la economía social y solidaria.

David Fernandez | Coop57 SCCL. Serveis Financers Ètics i Solidaris.
www.coop57.coop

¿QUIÉN GOBIERNA?

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Alberto Garzón

Desde el inicio de la crisis fueron muchos los que insistían en que no se trataba sólo de una crisis de naturaleza financiera. Teníamos que hablar, más en propiedad, de una crisis que lo era también de naturaleza ecológica, cultural y política. Y poco a poco estamos viendo cómo los hechos no hacen sino confirmar aquellas sugerentes ideas que invitaban a salir del economicismo dominante en los últimos años.

Efectivamente, una de las víctimas más graves de esta crisis está siendo la democracia, en todas sus formas, y pocos apuestan ya por su posible recuperación a corto plazo. La democracia está siendo duramente golpeada y violada, una y otra vez, al mismo paso que están avanzando las ideas neoliberales en todas partes del mundo occidental.

Sin embargo, esto no es nada nuevo. Por el contrario, la democracia siempre ha estado subyugada por la economía. Lo que ahora está variando es la claridad con la que eso se percibe. Decía José Saramago hace unos años que vivíamos en una burbuja democrática, fuera de la cual no había democracia. Habríamos estado viviendo en un mundo de democracia ficticia en el que en realidad todas las decisiones de importancia la tomaban organismos ajenos al control de la ciudadanía, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o los Bancos Centrales. Todo podía funcionar mientras el ciclo económico a ello favoreciera. Sólo algunos radicales creíamos que esas palabras eran ciertas y reflejaban el estado real de las cosas. Hoy, en cambio, esas son ideas que uno puede leer todos los días en los principales periódicos de España.

Los instrumentos de política económica fueron regalados, hace ya mucho tiempo, a instancias supranacionales que, como la Unión Europea, están configuradas de una forma profundamente antidemocrática. Los bancos centrales se independizaron de las preferencias de la ciudadanía y se convirtieron en bastiones del poder financiero. Las preferencias de los bancos centrales y los organismos internacionales han sido desde entonces las preferencias de las entidades financieras y de las multinacionales, no de los ciudadanos que les dan soporte. Algunos políticos, como el ex primer ministro alemán Oskar Lafontaine y fundador del partido Die Linke, se negaron a aceptar ese estado de las cosas y cambiaron de trinchera. Algunos países enteros, como Suecia, se negaron en bloque a vender su soberanía al capital financiero y se mantuvieron al margen del engendro que se desarrollaba con la Unión Europea. La mayoría de gobiernos, sin embargo, continuó esa deriva antidemocrática junto con una ciudadanía dormida y drogada por el consumismo y la falta de educación política y económica.

Los años han pasado y este estado de las cosas ha evolucionado. Albert Einstein sostenía que la crisis agudiza el ingenio, y sin duda así es, pero las crisis también tienen otra propiedad: la de revelar la naturaleza profunda de los actores que en ella están involucrados. Saca a la luz todo aquello que no podía verse con facilidad antes. Y eso es precisamente lo que está ocurriendo hoy en día. Estamos viendo la verdadera naturaleza antidemocrática de los organismos internacionales y del capital financiero en su conjunto y, no nos olvidemos, de los economistas que bailan al son de aquellos.

Las preferencias de la gente les importan un bledo, por ser claros, tanto al capital financiero como a sus representantes en la tierra. Ellos saben que no importa que un partido político llegue al poder, porque en realidad ese no es el poder. El poder lo tienen ellos y lo utilizan como quieren. Los gobiernos quedan, de facto, convertidos en vulgares símbolos de algo que no existe pero en lo que es necesario creer para que nada se desmadre.

Y en este estado de las cosas la sociedad se convierte en una burla de gran simpleza. El capital financiero (instituciones financieras, organismos internacionales y grandes fortunas) ordenan y ponen las manos para recibir sus millonarias remuneraciones. Los economistas liberales asesoran y se sienten los verdaderos amos del mundo, desideologizados y estrictamente técnicos, al servicio de lo que es mejor para el pueblo pero sin el pueblo. Los gobiernos obedecen y tratan de disimular que esa subordinación nace de sus propias decisiones pasadas, cuando vendieron la democracia a precio de saldo. Los partidos políticos estafan a sus votantes y los militantes más honrados abandonan las filas. Los medios de comunicación, al servicio de sus accionistas, controlan que la información sea excesiva, sesgada y confusa para que, al fin y al cabo, todo continue sin grandes sobresaltos. Y la ciudadanía percibe todo esto, sin necesidad de estudiar Políticas o Economía, y con una mezcla de resignación y rabia abandona la Política, con mayúsculas, para dar paso al caos y al “que venga lo que Dios quiera”.

Lo que yo creo, sin embargo, es que no va a ser lo que Dios quiera sino lo que quieran unas personas de carne y hueso muy bien posicionadas, mientras que por otro lado dudo mucho de la capacidad de esas personas para construir una sociedad estable.

EN TIEMPOS DE CRISIS, SOLUCIONES PARA LA GENTE

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Las graves crisis que estamos viviendo muestran la inviabilidad del modelo neoliberal basado en el crecimiento indefinido (sin respeto a los límites de la Naturaleza), la desregulación de los mercados y el mantenimiento de vergonzosos paraísos fiscales.

El deterioro ambiental y la pobreza en el mundo son desafíos que alcanzan al conjunto de la humanidad. Ésta se enfrenta al reto de lograr la sostenibilidad en un planeta cuyos recursos naturales son limitados. La disponibilidad de combustibles fósiles, materias primas, agua potable, aire limpio y hasta el propio equilibrio climático se encuentran hoy en un punto crítico. Incluso los alimentos están escaseando alarmantemente en las zonas más pobres. Los problemas sociales afectan a la seguridad en todas sus vertientes.

La crisis financiera es tan sólo una parte visible de una verdadera crisis sistémica que requiere soluciones valientes, imaginativas e integradoras. No se puede abordar simplemente insuflando recursos económicos en algunas áreas del sistema, o impulsando la producción en sectores clásicos de la economía, sino con un cambio de paradigma que ponga la atención en la sostenibilidad humana y ambiental. Y los primeros pasos consisten en garantizar que todas las personas que respiran el aire común de la Tierra puedan hacer real su derecho a llevar una existencia digna.

Sobre los problemas que conlleva el cambio climático hemos sido alertados largamente desde los sectores científicos. No es legítimo posponer esta grave cuestión ambiental, que requiere consensos internacionales no menos importantes y urgentes que los que ha suscitado el tema financiero, pues en la mitigación del cambio climático, en la corrección de sus causas, nos va el futuro sostenible de la humanidad.
Reclamamos, por tanto, que la acción de los gobiernos en este tema sea decidida y firme, en consonancia con su gravedad, dedicando recursos de todo tipo al desarrollo de energías renovables y a la búsqueda de medidas correctoras de las emisiones de gases con efecto invernadero, entre otras…, en el marco de una acción nacional e internacional coordinada y eficiente.
En el plano económico, es de destacar el efecto de la crisis en la población de nuestro país, donde el empleo está siendo castigado especialmente como consecuencia de una tan irresponsable como predecible "burbuja" inmobiliaria.
Los ajustes y deslocalizaciones productivas -propias de la codicia del mercado dificultan hallar trabajo a miles y miles de familias que ven como peligra su subsistencia. Hoy es evidente que un trabajo remunerado digno ya no está al alcance de todos los hombres y mujeres que lo desean.
La oportunidad de participar en la tarea común —el derecho al trabajo— no está garantizada para todas las personas, ya que el empleo depende de los complejos e injustos mecanismos del mercado y no de la justicia distributiva y principios éticos universales.
Si, en otro momento histórico, la conquista de nuestras sociedades fue instaurar la democracia política (derecho al voto), entendemos que, en las condiciones actuales, ésta debería extenderse a una democracia económica (derecho a un ingreso básico por el hecho de ser ciudadano) que, en consonancia con la Carta de los Derechos Humanos Emergentes (artículo 1) garantice a todas las personas unas percepciones económicas mínimas que les permitan vivir dignamente. Así lo reclamaba ya, el 27 de Mayo del 2009, la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y Exclusión Social.

Este ingreso es lo que genéricamente se conoce como Renta Básica de Ciudadanía (RBC). En diversos países existen programas de Rentas Mínimas Garantizadas, sin condición de inserción laboral. En nuestro país hay iniciativas que van en esa dirección. En concreto, la Renta de Garantía de Ingresos, establecida en el País Vasco, debería servir de modelo al resto de Comunidades Autónomas cuyos Estatutos contemplan una medida similar (Cataluña, Valencia y Andalucía), aunque no la hayan desarrollado todavía. En cuanto a los fondos necesarios para sufragar la RBC, esta cuestión ha sido estudiada con detenimiento por expertos que han demostrado que podrían obtenerse con ciertos reajustes fiscales y presupuestarios. Bastaría con una adecuada persecución del fraude fiscal, que algunos autores estiman de hasta un 20% del PIB, recuperándose así una sustanciosa parte de los recursos que los defraudadores ocultan de manera insolidaria.

Es importante comprender que la RBC no se plantea como una nueva carga para el Estado, porque es una medida de gran repercusión social que puede conllevar importantes beneficios que compensen sobradamente, el coste económico que supone (sociedades más equilibradas, más equitativas socialmente y con menos gastos en seguridad, salud, etc.) Su adopción, además, incentivaría la participación ciudadana en la vida pública y la reorientación de nuestro contexto comunitario hacia valores de solidaridad y cooperación entre grupos humanos.
En tiempos de crisis, como el actual, la adopción de la RBC nos parece una medida claramente necesaria, que aliviaría de inmediato la difícil situación por la que están pasando miles de familias españolas. Se trata de una solución parcial, desde luego, pero no por ello deja de ser efectiva. En un primer momento, y con carácter urgente, podría aprobarse su implantación para todas aquellas personas, mayores de 18 años, que por haber perdido su empleo, por su condición de pensionistas o por otras razones, no perciben prestación alguna o perciben prestaciones sociales inferiores al salario mínimo interprofesional –que sería el umbral de referencia-, lo que aportaría estabilidad económica y emocional a quienes están sufriendo injustamente las consecuencias de los desmanes del mercado. Ello sin perder de vista su carácter universal, hacia el que habría que tender en el futuro.

Debe considerarse rápidamente, así mismo, la inmediata aplicación de fórmulas de financiación alternativas, como la que se refiere a tasas sobre transacciones de divisas, propuesta recientemente de nuevo a las Naciones Unidas y contenida en la Declaración sobre fuentes innovadoras para el financiamiento de la “Iniciativa contra el hambre y la pobreza”, suscrita el 24 de septiembre de 2008 en Nueva York por los Presidentes Michelle Bachelet, Lula, Rodríguez Zapatero y el Ministro de Asuntos Exteriores francés, B. Kouchner. Recientemente, se ha celebrado en París una reunión para adoptar medidas concretas y urgentes al respecto.

Los abajo firmantes, miembros y colaboradores de la Fundación Cultura de Paz, instamos al Gobierno y a nuestros representantes parlamentarios a que contemplen con carácter urgente estas propuestas, en la confianza de que los intereses del medio ambiente y de la gente merecen ser atendidos con medidas directas que afecten de inmediato a su calidad de vida y también a sus economías, salvaguardándoles de graves riesgos ambientales y de la precariedad y amenaza de exclusión.

Federico Mayor Zaragoza, Presidente de la Fundación Cultura de Paz
José Antonio Pérez, Observatorio Renta Básica de ATTAC-Madrid
María Novo, Titular de la Cátedra UNESCO de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible. UNED
Enrique del Río, Presidente de PROEMPLEO (Centro de Información, Gestión y Promoción del Empleo
Juvenil)
Juan Ramón Galán, Vicepresidente de la Fundación Valores
Dolores Limón Domínguez, Directora del grupo de investigación “Educación de Personas Adultas y Desarrollo”.
Universidad de Sevilla
Ana Barrero Tiscar, Documentalista de la Fundación Cultura de Paz
Francisco J. González Portal, Ingeniero de Caminos y miembro del Observatorio Renta Básica de ATTAC
José Antonio Noguera, Profesor de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona

CUANDO EL DINERO COMPRA INTEGRIDAD

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Paul Craig Roberts

Admiro a Joseph E. Stiglitz, porque tiene conciencia social y un sentido de la justicia cuya ausencia convierte a los economistas en monstruos. A pesar de sus virtudes y del Premio Nobel, Stiglitz se viene abajo como economista. Los lectores de mi nuevo libro How The Economy Was Lost [Cómo se perdió la economía], sabrán que le leo la cartilla por la función de la producción, que desorienta seriamente la economía respecto a la escasez del capital de la naturaleza.

Otra de las deficiencias de Stiglitz, que comparte con la mayoría de los economistas, es su hábito de materializar la economía de mercado. El mercado es una organización social. Los resultados de la actividad del mercado reflejan la conducta de los participantes humanos en el mercado. Cuando los economistas materializan el mercado, atribuyen la conducta, la ética, y la moralidad –o su carencia– de los seres humanos al mercado en sí. Por lo tanto, Stiglitz describe las deficiencias humanas como “deficiencias del mercado”, y pregunta en su nuevo libro Freefall [Caída libre], “¿por qué no sancionó el mercado al mal gobierno corporativo y a las malas estructuras de incentivos?

Las instituciones sociales son inanimadas. No poseen vida y no pueden imponer buenos resultados a la acción humana.

Los libertarios [partidarios del capitalismo de libre mercado y de mínima intervención estatal, N. del T.] también materializan los mercados, pero en lugar de culpar a los mercados por las deficiencias humanas, infunden al mercado virtudes humanas e incluso la virtud súper humana de producir resultados que no pueden ser mejorados por la inteligencia humana. “Modelos de riesgo” de los economistas por los cuales se han otorgado Premios Nobel y el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, atribuyó a la institución social una sabiduría económica superior a la del hombre.

Es probable que la práctica de materializar la economía de mercado se desarrollara como una forma de taquigrafía. Era conveniente decir que el mercado hizo esto y lo otro en lugar de tener que describir las interacciones humanas que produjeron los resultados. El mercado fue transformado de una abstracción a una forma de vida y se convirtió en el actor en lugar de los seres humanos que operaban dentro de la institución.

Si los resultados son buenos, los libertarios atribuyen los buenos resultados a las virtudes del mercado; si son malos, los libertarios culpan a la interferencia humana –regulación gubernamental. Los economistas que comparten la creencia de Stiglitz lo ven al contrario. Los buenos resultados son producidos por la regulación; los resultados malos son el resultado de que se permita que el mercado tome sus propias decisiones.

Esta manera de pensar, que materializa una institución social, está arraigada en la economía. Es la fuente de una gran confusión y ha resultado en una prolongada batalla ideológica sin sentido que Stiglitz llama “batalla de ideas”.

Es posible aclarar la confusión. Primero, comprender que un mercado libre es aquél en el cual los precios pueden reaccionar libremente a la oferta y la demanda. Economistas de todas las creencias comprenden que fijar un precio por debajo del precio al cual se igualan la oferta y la demanda resulta en escaseces. Los economistas lo han aprendido del control de alquileres. La fijación de un precio por encima del precio al que se igualan la oferta y la demanda resulta en excedentes. Los economistas lo han aprendido de los subsidios agrícolas. Un mercado libre no significa un mercado en el cual la conducta humana no sea regulada. Un mercado libre es el que permite que la oferta y la demanda se equiparen.

Segundo, hay que comprender que la regulación regula la conducta humana, no el mercado. Los protagonistas del mercado son los que pagan por infracciones regulatorias, no la institución en sí. La regulación es necesaria por las deficiencias humanas, como la codicia, el fraude, el descuido, no por deficiencias del mercado.

Tercero, hay que comprender que el problema de la regulación es que ésta la realizan seres humanos defectuosos. Los defectos humanos no desaparecen por la transferencia de la acción humana de la economía al gobierno. Es más probable que los defectos empeoren ya que a menudo el gobierno no tiene que rendir cuentas por sus decisiones. Muchos economistas suponen que los reguladores actúan en función del interés público. Sin embargo, como señaló George Stigler, otro Premio Nobel, hace varias décadas, los reguladores son invariablemente atrapados por las industrias que regulan.

Hay ejemplos interminables de reguladores –por cierto, gobiernos enteros– que son atrapados por los intereses privados que supuestamente deben regular. Por ejemplo, en una reciente edición sólo para suscriptores de CounterPunch (16-30 de junio) Jeffrey St. Clair describe en detalle la relación incestuosa entre el Servicio de Manejo de Materiales (MMS, por sus siglas en inglés) y la industria petrolera. Un organismo encargado de regular el impacto de la perforación petrolera sobre el medio ambiente se convirtió en un “ayudante burocrático del gran petróleo”. De ahí la catástrofe ecológica en el Golfo de México y la amenaza de catástrofes a lo largo de la frágil línea costera de Alaska.

Por cierto, los propios economistas y académicos frecuentemente son atrapados por grupos de intereses privados y convertidos en sus cómplices. En How The Economy Was Lost (Cómo se perdió la economía), acuso a los economistas de cómplices de las corporaciones transnacionales cuando describen falsamente la subcontratación de puestos de trabajo en el extranjero como efectos beneficiosos del mercado libre. Como el lobby de Israel, las corporaciones han descubierto que el dinero compra profesores, departamentos académicos y think tanks, así como periodistas.

La exportación de puestos de trabajo convierte los salarios de los trabajadores estadounidenses en bonificaciones por rendimiento para los ejecutivos, ganancias de capital para los accionistas y subvenciones y honorarios de investigación para economistas que son cómplices de la práctica.

El problema que enfrenta la economía de EE.UU. es mucho más serio que la crisis financiera que resulta de la desregulación financiera. La razón por la cual las políticas monetarias y fiscales tradicionales no pueden producir una recuperación económica es que una gran parte de la economía estadounidense se ha llevado al extranjero. Mientras los puestos de trabajo se han ido, no hay trabajo al cual las bajas tasas de interés y los masivos gastos del gobierno puedan atraer a los trabajadores. Es la verdadera caída libre.

CHINA CASTIGA A EE.UU. Y LE QUITA LA "TRIPLE A"

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Por primera vez un país se va en serio contra Estados Unidos y da un golpe donde más duele: en la calidad de la deuda. Llevamos bastante tiempo hablando del poder excesivo y oligopólico de lasAgencias de Calificación, y de su nula neutralidad. Standard & Poors, Moody’s y Fitch, tienen la facultad para otorgar el veredicto final sobre la salud económica de los países, sin que ningún gobierno sea capaz de evitarlo o decir algo al respecto. Las tres agencias de Estados Unidos deciden cuales países son fuertes y cuales son débiles; hacia qué lugar pueden dirigirse las inversiones y hacia que lugar no. Pero eso ha comenzado a cambiar.

Dentro de las novedades que nos presenta China cada día, esta vez le ha tocado el turno al estreno de su primera Agencia de Calificación de Riesgo, Dagong Credit, creada por Pekín para romper el monopolio que Estados Unidos tiene en este ámbito y aportar una visión alternativa a la de las “tres hermanas” de Wall Street.

El primer informe de Dagong Credit, ha causado un gran revuelo por el mal pie en que deja a Estados Unidos respecto a la calidad de su deuda. Para evaluar la solvencia de los países, Dagong Credit emplea criterios distintos a los tradicionales, al tomar en cuenta la capacidad de crear riqueza y la cantidad de reservas del país. El resultado es que con este criterio, Estados Unidos pierde el mítico nivel “triple A” (la mejor calidad de deuda) y queda en “doble A”. Gran Bretaña y Francia descienden a “AA-”; e Italia, España y Bélgica, bajan nada menos que a “A-”. Canadá, Alemania y los Países Bajos, obtienen “AA+”, la misma nota que China, que sube (ver tabla).

Está demás decir que las críticas por el hecho de que China se haya revalorizado a sí misma, son abundantes. Pero muchos expertos señalan que la clasificación de Dagong Credit es mucho más “realista” que las de Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch, sobre todo en lo que refiere a la calidad de la deuda de Estados Unidos. Las tres grandes de Wall Street no solo fueron incapaces de advertir la enorme crisis que se incubaba al interior de la primera potencia mundial, sino que han ocultado sistemáticamente una realidad que es mucho más negativa. La deuda pública de Estados Unidos supera los 13 billones de dólares (el 90% del PIB), y gran parte de los 40 billones de dólares en deuda privada está “en las sombras”: Esto tiene al mercado financiero convulsionado, pues Estados Unidos se encuentra al borde de la quiebra.

CÓMO EL SAQUEO DE WALL STREET SE CONVIRTIÓ EN POLÍTICA PÚBLICA

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Joe Costello · · · · ·

“La operación rapaz perpetrada por la clase saqueadora se ha convertido en un asunto de política pública general. La clase saqueadora está utilizando la consumada transferencia de las pérdidas privadas (esto es: del fraude) a las cuentas públicas como mecanismo de extorsión sobre el conjunto de la economía para lograr que se le cancelen todas sus deudas.”

Gretchen Morgenson publicó un buen artículo a partir de la nueva documentación aparecida sobre el mayor crimen cometido en los últimos dos años por la clase saqueadora, el rescate de Wall Street mediante la inyección de ingentes cantidades de dinero público aportado por los contribuyentes para garantizar derivados financieros basura de AIG. Morgenson escribe:

Los documentos también indican que los reguladores hicieron caso omiso de las recomendaciones de sus propios asesores, que les animaban a forzar a los bancos a que aceptaran hacer constar como pérdidas sus transacciones con AIG, en vez de tener que cancelar la totalidad de las deudas de esos mismos bancos. Esta decisión ha costado miles de millones de dólares adicionales procedentes de los bolsillos de los contribuyentes. Además, se trata de una decisión incongruente con la dura posición precedente de la Casa Blanca, cuando en el año 2008 forzó a los acreedores de Chrysler a anotar pérdidas en sus balances cuando el sector público acudió al rescate del gigante automovilístico.

Pero lo mejor del texto no está sólo en lo que se refiere al rescate realizado de forma encubierta:

Cuando a finales de 2008 el sector público puso en marcha la operación de rescate del gigante hundido mediante un salvavidas de 182.000 millones de dólares, se requirió a AIG a que renunciara a sus derechos para presentar demandas contra diversos bancos –incluidos Goldman, Société Générale, Deutsche Bank y Merrill Lynch– en lo atinente a cualquier irregularidad acaecida con los seguros hipotecarios que estas entidades contrataran con anterioridad a explosión de la crisis.

Allí donde habla de irregularidades en realidad debería escribir la palabra fraude, algo que estaba –y sigue estando– enquistado en el sistema. El fraude es el principal mecanismo criminal en manos de la clase saqueadora. Yves Smith se zambulle a fondo en cómo se gestó el crimen y en sus autores. Es fundamental entender que la mayor parte de los actores del sector público no sólo fueron colaboradores necesarios de la clase saqueadora sino que estuvieron implicados hasta las trancas en esos tejemanejes. Chris Whalen, del Institutional Risk Analyst (IRA), ha contado cosas interesantes en un buen artículo sobre el “enemigo público nº 1”, Robert Rubin, del que escribe:

Cualquier persona razonable muy bien podría decir que Robert Rubin ha sido el arquitecto principal tanto de la crisis financiera, como de la magnífica estrategia seguida por Wall Street en punto a minimizar los daños políticos derivados de la crisis de las hipotecas basura. Desde su equivocada gestión de la política sobre el dólar del Tesoro de Estados Unidos a mediados de la década de 1990 y su rescate de México (ejecutado por Goldman Sachs y otros negociantes de Wall Street), así como el rescate de Citigroup y AIG en 2008, Rubin ha cumplido con creces las mayores expectativas que en el peor caso pudieran tenerse sobre hasta dónde puede llegar la doblez de nuestros servidores públicos.

Pasadas casi dos décadas desde su primera migración a Washington, parece que sigue llevando la batuta de la política financiera y económica de Estados Unidos con el pleno apoyo del Presidente Barack Obama. A través de sus marionetas preferidas –el secretario del Tesoro, Tim Geithner, y el zar de la política económica, Larry Summers–, Rubin ha pilotado la defensa de Wall Street tras la gran crisis.

La operación rapaz perpetrada por la clase saqueadora se ha convertido en un asunto de política pública general. La clase saqueadora está utilizando la consumada transferencia de las pérdidas privadas (esto es: del fraude) a las cuentas públicas como mecanismo de extorsión sobre el conjunto de la economía para lograr que se le cancelen todas sus deudas. En un artículo excelente, el profesor Hossein-Zadeh de la Drake University, escribe:

Nunca antes tan pocos operadores financieros de Wall Street (el mayor casino de la historia) y un puñado de jóvenes homólogos suyos diseminados por el mundo (y particularmente por Europa) habían hecho recaer una cantidad tan enorme de deuda sobre las espaldas de tantas personas.

No es completamente insólita la existencia de deuda exterior soberana y de impagos ocasionales de la misma. Lo que de veras resulta singular de la actual deuda soberana global es que mayoritariamente se trata de deuda privada convertida en deuda pública; es deuda acumulada por especuladores financieros que después se ha transferido al sector público para que la pagaran los contribuyentes en forma de deuda nacional. Una vez rescatados los banqueros salteadores [“banksters”] insolventes, han sido los sistemas públicos los que han incurrido, o casi, en situaciones de insolvencia, por lo que han exigido a sus ciudadanos que se estrechen el cinturón para saldar una deuda de la que no han sido responsables.

¡Tras transferir billones de dólares de deuda basura o activos tóxicos de los libros de contabilidad de los especuladores a los del sector público, los magnates financieros globales, así como sus representantes en el aparato estatal y en las grandes empresas de comunicación, ahora se encargan cumplidamente de responsabilizar al gasto social (esto es: a la ciudadanía) de la deuda y del déficit!

Esta deuda es ilegítima y debe rechazarse. Inyectar dinero en una economía que tiene un sistema financiero criminal no es la solución, y no importa cuánto dinero se le transfiera puesto que la economía seguirá en una situación moribunda. Los crímenes de mayor envergadura son los que se comenten a la vista de todo el mundo: su desmesura es su mejor blindaje. A la gente le resulta inconcebible que se produzca una actividad criminal a escala gigantesca. Pero éste ha sido el modo en el que durante el último cuarto de siglo ha perpetrado sus crímenes nuestra clase saqueadora, llegando al punto culminante con el colapso de la economía global y la transformación masiva de pérdidas privadas en deudas públicas. La clase saqueadora consiste en una sociedad que tiene sus sedes principales en Wall Street y el Tesoro de Estados Unidos, con muchas filiales repartidas por todo el sistema bancario y otras entreveradas en el sector público. Al final sólo se les podrá detener mediante un esfuerzo concertado de todo el pueblo estadounidense exigiendo la recuperación para sí propio del sector público y del control de su destino económico. Es indispensable llevar a la clase saqueadora ante los tribunales de justicia.

Joe Costello fue director de comunicación de la campaña presidencial de Jerry Brown en 1992; también fue consejero sénior de la campaña presidencial de Howard Dean en 2004
Visto en 'Sin Permiso'.

CONFESIONES DE UN SICARIO ECONÓMICO

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 Andres Schuschny

Confessions of an economic hit man, publicada en español como Confesiones de un gángster económico o Confesiones de un sicario económico, es una autobiografía escrita por John Perkins y publicada en 2004. En ella relata la historia de su carrera con una firma de consultoría y cómo llegó a convertirse en un “sicario económico”.

Perkins define a los sicarios económicos como “profesionales altamente remunerados que le tienden trampas de trillones de dólares a los países del mundo. Sus herramientas de trabajo son reportes financieros fraudulentos, manipulación de elecciones, sobornos, extorsiones, sexo y asesinatos“.

En este libro Perkins confiesa que él fue un sicario económico que trabajó para una firma de consultoría internacional llamada Chas. T. Mainpara convencer a los países más pobres a aceptar enormes préstamos del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, USAID entre otros y de asegurarse que todos los proyectos eran contratados con compañías estadounidenses.

Una vez que estos países estaban atados con deudas enormes el gobierno estadounidense les “daba una mordida” a manera de solicitud de favores que incluían acceso a los recursos naturales, cooperación militar y apoyo político. En el siguiente video podemos ver y escuchar de su propia voz algunas de sus confesiones. Pavoroso mundo el que nos toco vivir, tan rodeados de países oportunistas, empresas oportunistas, organizaciones oportunistas, gente oportunista y tantos muchos indefensos…



 

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